1888: Lluvia, ruina y resiliencia

Entre el 18 y 19 de junio de 1888, León vivió una de las tragedias más devastadoras de su historia.

Tras doce días de lluvias ininterrumpidas, una tormenta desatada en los cerros de la hacienda de Ibarrilla desbordó al río de la ciudad. Calles enteras quedaron sumergidas, casas colapsaron y el miedo se apoderó de la población.

Animales, árboles y personas fueron arrastrados por la corriente. Se estima que más de 2,000 casas fueron destruidas y miles de familias quedaron en la miseria. El agua alcanzó hasta dos metros de altura en las calles más bajas.

De entre los escombros, León resurgió con la fuerza de su gente.

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